La búsqueda del jardín de las Hespérides
Hércules continuaba su viaje por el mundo en busca de otro trabajo para el rey Euris. Esta vez se enfrentaba al desafío de encontrar el famoso jardín de las Hespérides y traer de vuelta una de sus preciadas manzanas doradas. Estas manzanas eran especiales, ya que brotaban de un hermoso árbol regalado a la diosa Hera por su esposo Zeus. El árbol era cuidado por las hermosas y delicadas Hespérides, mientras que un inmenso dragón llamado Ladón lo vigilaba sin descanso.
El encuentro con Prometeo
En su búsqueda del jardín, Hércules se encontró con el titán Prometeo, quien se encontraba encadenado a una roca y sufría el tormento de un águila que devoraba su hígado cada noche, solo para que este se regenerara al amanecer y el águila volviera a aparecer al día siguiente. Prometeo había sido castigado por Zeus por robar el fuego sagrado y dárselo a los hombres.
Hércules, movido por la compasión, decidió que ya había sufrido lo suficiente y empuñó su arco para matar al odioso águila y romper las cadenas que ataban al titán. Finalmente, Prometeo fue liberado de su sufrimiento. Agradecido, Prometeo aconsejó a Hércules que no se enfrentara al poderoso dragón Ladón, sino que continuara su viaje.
El enfrentamiento con Atlas
Hércules se encontró con el poderoso titán Atlas, quien también estaba sufriendo un castigo impuesto por Zeus. Durante la Titanomaquia, la gran guerra entre dioses y titanes, Atlas había luchado contra Zeus y fue derrotado. Como castigo, se vio obligado a soportar el peso de la bóveda celeste sobre su espalda por toda la eternidad. Además, era el padre de las Hespérides.
Atlas se ofreció a traerle a Hércules las manzanas que necesitaba mientras sostenía la bóveda celeste. Hércules aceptó y utilizó toda su fuerza para sostener el pesado peso sobre sus hombros mientras Atlas visitaba el jardín de sus hijas. Después de algún tiempo, Atlas regresó con las manzanas y le dijo a Hércules que las entregaría al rey Euris personalmente. Sin embargo, Hércules se dio cuenta de que había sido engañado.
La astucia de Hércules
Ahora, Hércules tendría que soportar el peso del mundo sobre sus espaldas por toda la eternidad, a menos que pudiera idear una solución. Con astucia, le pidió a Atlas que sostuviera la bóveda celeste por un momento mientras se colocaba una capa de piel de león en su espalda. Sabiendo lo incómodo que era ese trabajo, Atlas accedió a ayudar a Hércules. Una vez que el titán sostenía la bóveda nuevamente, Hércules recogió las manzanas que habían caído al suelo y se dio la vuelta para no volver nunca más.
El regreso triunfal y los celos del rey Euris
De vuelta en la corte, Hércules se presentó ante el rey Euris con las preciadas manzanas de los jardines de las Hespérides. Fue aclamado por los súbditos y celebrado como un verdadero héroe. Sin embargo, el rey Euris, lleno de celos, decidió que la única manera de deshacerse definitivamente de Hércules era enviarlo a…
Tabla de resumen:
Personajes | Jardín de las Hespérides | Prometeo | Atlas |
---|---|---|---|
Hércules | Búsqueda de las manzanas doradas | Libera a Prometeo | Obtiene las manzanas de Atlas |
Hera | Regalo del árbol con manzanas doradas | – | – |
Preguntas frecuentes (FAQs)
1. ¿Qué pasó con las Hespérides después de que Hércules obtuvo las manzanas?
Las Hespérides continuaron cuidando del árbol con manzanas doradas en el jardín después de que Hércules se fuera con las manzanas.
2. ¿Cuál era el castigo de Atlas?
Atlas fue condenado a soportar el peso de la bóveda celeste sobre su espalda por toda la eternidad como castigo por luchar contra Zeus durante la Titanomaquia.
3. ¿Por qué el rey Euris se puso celoso de Hércules?
El rey Euris se puso celoso de Hércules debido a su éxito y popularidad después de obtener las manzanas doradas del jardín de las Hespérides.
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¡Hola! Soy Alex, un apasionado de la mitología que ha dedicado gran parte de su vida a estudiar y explorar distintas culturas y sus mitos. Desde joven, me sentí atraído por historias de dioses, héroes y criaturas fantásticas que alimentaban mi imaginación y curiosidad. Con el tiempo, desarrollé un amor especial por la mitología nórdica y egipcia, aunque siempre he estado ávido de descubrir otras tradiciones.